6. El test/ La primera clase

Nía ha obedecido. Medicinas, analíticas y desayuno. Hoy, por las analíticas, no ha habido deporte, pero mañana no sé escaquea. Se viste con lo de ayer, pero se ha duchado, tras las analíticas, sin rechistar. También creo que el horario y obediencia obligada en el centro influyen en su comportamiento, no lo voy a negar. Aunque a veces damos flexibilidad en opinión y actividades, al principio, limitamos y adiestramos. Realmente, reeducamos. Y ahora, 

Marta la convoca para su tarea de vestimenta al día siguiente. Hoy es imposible: primera cita, con Josefina. Tiene un primer cuestionario interesante a realizar para el informe de discapacidad psíquica. Les acompaño.

- Nía, te voy a realizar unas preguntas, muy fáciles, que me vas a responder. Tienes que ser honesta con tus respuestas. Piensa que ahora tú vida depende de lo que digas y hagas hacia nosotros, y que por ello, habrá un horarios, tareas y vida en torno a ello. Me han dicho que tienes discapacidad, pero yo, sinceramente, viéndote, creo que has tenido una vida difícil y sin ayuda, educación ni nadie que realmente te pudiera ayudar. ¿Verdad? ¿Verdad que no te han ayudado?

- Sí.

- Yo no creo que seas una persona menos brillante o inteligente. Me han dicho que tú madre no era buena y hasta te insultaba, pegaba y pegaba, ¿cierto?

- Sí. ¿Quién te lo ha dicho?

- Tengo una compañera en el centro de Valencia, Rosa, que me ha comentado algo, me dijo que tú y ella hablábais.

- Sí, Rosa es buena conmigo...

- Claro que sí. Pues nosotros somos como Rosa, y queremos ser buenos contigo.

Llora. No sé si de tristeza, añoranza, la situación... No pregunto, sólo observo.

- Ahora, las preguntas...

Le pregunta, básicamente, preguntas basicas sobre cuestiones propias, familia, estudios... Y pienso lo mismo: Nía no es discapacitada de ni siquiera 33%, sino una víctima social. Dudo que llegue al 20%.

- Vamos a ir viéndonos dos veces por semana. Lunes y viernes. Pero recuerda, hoy ha sido una excepción. Quiero conocerte y ver algo más. Pero sí quiero que te den una medicación matutina y nocturna.

Salimos, y la llevo a su primera clase, con María.

- Nía, sé que te disgusta, pero vamos a empezar del principio. No pienses que eres tonta ni similar, es que no te han enseñado a leer ni escribir correctamente, y casi pierdes potencial con esas comidas y drogas que tomabas. Ahora vas a estar mucho mejor, y seguro que aprendes rápido. Seguro que en unos años, hasta nos adelantamos y eres estudiante de Universidad. ¿A qué te gustaría ser algo? ¿Qué te gustaría ser si pudieses? Bueno, quizás no conoces los oficios...

- ¡Profesora!

- Vaya, muy buena opción, ¡pero hay que estudiar mucho! Y lo vamos a hacer, ¿a qué sí?

- !Sí!

Estoy contenta de ver a Nia como una niña en el aula, la mejor sensación. Salgo, ya la veré mañana, tengo emails y algunos informes a rellenar, y otro caso a entrevistar. Pero sí, no todo es lo que parece, y Nía ya es sólo una joven a quién reeducar.

Comentarios

Entradas populares de este blog

1. La sentencia

2. Mi equipo

5. De médicos