1. La sentencia
- Culpable.
Y sentencia así el final del juicio. 25 años de prisión, bajo revisión diaria de profesionales, sin posibles cambios hasta pasar al menos 12 años.
Nía no parece molesta, ni triste, aparenta serenidad y tranquilidad, quizás ya resignada a lo que era una realidad. Nadie puede cambiar lo que ha ocurrido, y hasta ha osado mentir en el juicio, habiendo pruebas de lo confirmado. Me da pena, es muy joven. Latina de procedencia venezolana, 22 años, estatura mediana, viste más rebelde que la moda actual, siempre con algo roto, tatuajes y piercings, estudios escolares no finalizados, Nía ha contagiado a más de 15 hombres de vih, sin remediarse, sin avisar de que era una característica nativa, sin importar la salud no sólo suya sino de los demás, sin querer usar preservativos, y hasta incitando al consumo ilegal de drogas, medicamentos y otras sustancias. Con varios abortos y algunos niños abandonados y dados en adopción. Y viviendo, algunas veces, ya no sólo en hostales, hospitales y centros varios desde su llegada al país, sino también, en la calle.
Hoy, la Justicia sentencia prisión permanente. Y yo, como trabajadora social, tengo un nuevo cliente y caso a quién conocer y trabajar, y apoyar a cambiar y dar oportunidades y poner solución a problemas, con mi equipo, en prisión.
Comentarios
Publicar un comentario